Lesiones de Rodilla

Prevención de lesiones de rodilla

Las lesiones de rodilla

Los datos estadísticos demuestran que las rodillas son una de las zonas corporales más afectadas por las lesiones en la práctica del offroad (10,8%), solo después de las lesiones de hombro (13,05%). Muchas de ellas afectan directamente a los ligamentos cruzados anteriores (LCA).

Este tipo de lesión, además, suele ir acompañada de largos períodos de inmovilización y que, en algunos casos, llega a precisar cirugía.

Una lesión en la rodilla puede afectar a cualquiera de los ligamentos, tendones o bolsas sinoviales que rodean la articulación de la rodilla, así como a los huesos, cartílagos y ligamentos que forman la articulación en sí. Algunas de las lesiones de rodilla más frecuentes son:

Lesión del ligamento cruzado anterior: 
La lesión del ligamento cruzado anterior (LCA) es la ruptura o elongación de ese ligamento, que es uno de los cuatro ligamentos que unen la tibia con el fémur. La lesión del ligamento cruzado anterior es particularmente frecuente en las personas que practican deportes que requieren cambios repentinos de dirección o giros bruscos de la rodilla como el esquí, el surf, el enduro o motocross.

Fracturas: Los huesos de la rodilla, incluso la rótula (patela) se pueden romper como consecuencia de una colisión por accidente o por una caída.

Lesión de menisco: El menisco está formado por un cartílago duro y gelatinoso que actúa como amortiguador de choque entre la tibia y el fémur. Si se gira la rodilla de forma repentina mientras se carga peso sobre ella, puede producirse un pinzamiento o ruptura de menisco.

Bursitis de la rodilla: Algunas lesiones de rodilla producen la inflamación de las bolsas sinoviales, que son estructuras que recubren la articulación de la rodilla y permiten que los tendones y los ligamentos se deslicen suavemente sobre la articulación al estar llenas de líquido

Tendinopatía rotuliana: La tendinopatía es una irritación e inflamación de uno o más tendones, que son los tejidos densos y fibrosos que unen los músculos a los huesos. Quienes corren, practican esquí, ciclismo o actividades que implican saltar pueden padecer una inflamación en el tendón rotuliano, el cual conecta el cuádriceps, en la parte frontal del muslo, con la tibia.

Esguinces: este tipo de lesión se produce cuando uno o varios ligamentos de la rodilla han sufrido un excesivo estiramiento, bien por una tracción o retorcimiento.

Distensiones de músculo o tendón que han sufrido un estiramiento excesivo.

Foto de Lesión y de un médico

¿Qué es una lesión de ligamento cruzado anterior de la rodilla?

El ligamento cruzado anterior (LCA) es el ligamento de rodilla más frecuentemente lesionado. Este ligamento controla el movimiento anterior de la tibia en relación al fémur y si la tibia se desplaza demasiado hacia delante, el LCA puede romperse. El LCA es también el ligamento que más se tensa cuando la rodilla está en extensión, por lo que si la rodilla se fuerza más allá de este punto, hiperextensión, el LCA también puede sufrir una rotura.

El LCA se lesiona a menudo en deportes extremos en los que hay una gran actividad tipo Motocross, cuando el piloto sufre un golpe directo, un movimiento de torsión o una hiperextensión. Por ejemplo, una hiperextensión y torsión puede suceder cuando un piloto apoya el pie en una curva. El resultado de un desgarro del ligamento viene caracterizado por un sonido fuerte y seco junto con una sensación de inestabilidad en la rodilla. Muchas veces LLI (Ligamento Lateral Interno) y LCA se lesionan al mismo tiempo.

¿Por qué necesito mi ligamento cruzado anterior?

El LCA estabiliza la rodilla y la inestabilidad causada por una rotura de este ligamento conlleva una sensación de inseguridad o desplazamiento de la rodilla, especialmente cuando se tiene intención de cambiar de dirección. Las personas con rotura de este ligamento pueden sufrir inestabilidad cuando bajen escaleras, colinas, en paros y giros bruscos o simplemente cuando la rodilla esté en total extensión. La sensación la definen como “se me va la rodilla”

Los síntomas tras un desgarro del LCA no tienen porqué ser los mismos en todas las personas que lo sufren. Por lo general irá acompañado de una hinchazón de la rodilla poco tiempo después de la lesión. Esta hinchazón se debe a una hemorragia de los vasos sanguíneos rotos en el ligamento dañado. El dolor y la hinchazón de la lesión inicial desaparecerán por lo general después de algunas semanas, aunque la inestabilidad persistirá. Esta inestabilidad física y la incapacidad del paciente para controlar la rodilla requerirán de tratamiento. La inestabilidad es tratada en muchos casos mediante cirugía ortopédica en la que se reconstruye el ligamento, aumentando así la estabilidad de la rodilla y evitando daño en la articulación.

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